Este es un rincón sobre mi pasión cofrade, donde os dejo sobre todo información histórica, fotografías y vídeos de las Hermandades de Jerez de la Frontera

Las Cinco Llagas

 

HERMANDAD Y COFRADÍA DE NAZARENOS DE LAS SAGRADAS CINCO LLAGAS DE CRISTO, NUESTRO PADRE JESÚS DE LA VÍA CRUCIS Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA ESPERANZA. Dos pasos. 

 

 

 

 

 

PASO DE MISTERIO

La talla de vestir de Nuestro Padre Jesús de la Vía Crucis la esculpió el imaginero valenciano afincado en Jerez don Ramón Chaveli Carreres en 1940, y acertó a interpretar genialmente el profundo significado teológico de la advocación. La cruz va sujeta a la trasera del paso a través de dos angelitos que repechan hacia ella sujetos a una barra cubierta de musgo. Mide 1,80 metros de altura y está realizada en madera de pino. Chaveli se inspiró en la magnífica escultura, obra de Juan Martínez Montañés de Nuestro Padre Jesús de la Pasión de Sevilla, como dice el documento que posee la imagen en su interior. La imagen está firmada en la parte trasera superior derecha del sudario: "R.Chaveli, 1940". Procesionó por primera vez en la Semana Santa de 1941. La figura de Jesús es una imagen de vestir, de tamaño natural, bien proporcionada, esbelta y majestuosa y con un profundo sentido estético que el artista reflejó palpablemente al tallar las manos de esta imagen, las cuales representa rozando suavísimamente el árbol de la cruz. Se demuestra, pues, que no hay aquí realismo, como no lo hay tampoco en la imagen del Señor de la Salud en sus Tres Caídas, obra del mismo autor. Evidentemente, para cargar con el madero, es de suponer, con lógica, que habría que aferrarse a él. Pero, como ya dije antes, no busca tanto Chaveli representar o describir un momento real, histórico, de la Pasión de Cristo, sino más bien "venerar" este momento. Si comparamos esta imagen de la Vía Crucis con una obra tan popular como la del Señor del Gran Poder de Sevilla de Juan de Mesa, observaremos que las diferencias se concentran sobre todo en el rostro. La expresividad, en Juan de Mesa, relega a un segundo término la belleza puramente formal. Por eso, Mesa, en el Señor del Gran Poder, ha vertido tan intenso sufrimiento en su cara que pudiéramos, con fundamento, pensar que se trata de un anciano. En el Señor de la Vía Crucis, por el contrario, la expresión de la cara no alcanza esas cotas del barroquismo, sino que se mantiene serena y grave. Hay en ella, como probablemente buscó Chaveli, un sentido teológico, no humano, de la advocación. El rostro es, pues, quieto, equilibrado, consciente de la su destino, aceptándolo con paciencia. Es la imagen de la resignación, con esa cruz a modo de parapeto, de muralla. Desde el año 1949 se expone en ceremonia de Besamanos en la Cuaresma: sobre el suelo, sin cruz y con las manos colocadas para recibir el homenaje de los devotos, es cuando puedes valorar la calidad de la talla y la carga emotiva que encierra.


PASO DE PALIO

María Santísima de la Esperanza es una imagen sin catalogar, que proviene de la capital hispalense, parece ser del círculo de Astorga, caracterizada por una representación de la Virgen bastante joven, y bien podría ser del primer cuarto del siglo XIX. Fue adquirida en 1951 y donada a la Hermandad por el entonces mayordomo José Soto Ruiz, siendo bendecida el 15 de diciembre de ese año de 1951, en acto privado por el entonces guardián del Convento de San Francisco, R.P. Benito Añíbarro, y en presencia del comprador y de los hermanos refundadores Manuel Martínez Arce y José Gómez Morales. Esta imagen es de gran belleza, realismo y espiritualidad. Se trata de una Dolorosa de rasgos un tanto aniñados y expresión compungida, lo que se aprecia claramente en el entrecejo, denotando un intenso sufrimiento que destruye sus fuerzas. El rostro es hermoso, a pesar del dolor. La actitud de sus manos, muy largas, sosteniendo un pañuelo para enjugar el llanto, es la tradicional en las Dolorosas que siguen la pauta marcada por el neobarroquismo. El sentido del dolor que expresa representa, con acierto singular, el hondo sentido teológico de su propia y bella advocación. La corona de la Virgen es de plata sobredorada, hecha en el taller de Seco Velasco, y aunque no está inventariada en la hermandad, tiene que ser anterior a 1950. Es corona abierta. En el canasto y en la ráfaga hay unos pequeños medallones; en los del canasto van cinceladas algunas de las invocaciones que se le dicen a la Virgen en la Letanía. En la parte superior de la ráfaga, debajo de la cruz que la remata, hay un escudo de España, dentro de una preciosa cartela, y la cartela baja tanto que a primera vista, parece que son imperiales; es como si fuera una corona cerrada. En el año 2000 se llevó a cabo la restauración de la corona. El trabajo fue realizado por el jerezano Miguel Ángel Camas. En el año 2008 estrena Corona de camarín para la Virgen realizada por Miguel Ángel Camas Soto. La saya de la Virgen, sobre terciopelo rojo, fue bordada y donada por José Guillermo Carrasquilla Perea en 1959. La peana es de plata cofradiera y se estrenó en el año 1964. 

TÚNICA

Túnica de cola y antifaz en sarga blancos, con cinturón de abacá y sandalias sin calcetines. El escudo representa las Cinco Llagas de Cristo. 

 


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