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La Flagelación

 

HERMANDAD SACRAMENTAL DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD Y COFRADÍA DE NAZARENOS DE LA SAGRADA FLAGELACIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA AMARGURA. Dos pasos.

 

 

 


 

 

PASO DE MISTERIO

La imagen del Señor de la Flagelación, de talla completa en madera policromada, es obra del italiano Jácome Baccaro, en el 1749-50. Pertenece, por tanto, a la última época del Barroco. El maestro genovés recibió el encargo y, dejando constancia de ello, escribió en el pedestal de la columna a la que está atada por las manos la imagen: "Este Señor de la Columna lo hizo Don Jácome Baccaro, año de 1749, y lo costeó el Señor Don Francisco Gutiérrez de la Vega, canónigo de esta Colegial de Jerez". Una talla estante, alejada del barroquismo jerezano de fechas anteriores, de manos atadas a la espalda, serena pose y pesado sudario ceñido con varias vueltas a la cintura, cuya verdadera fuerza reside en la hermosa cabeza, de enérgico gesto y brusco movimiento hacia el lado izquierdo. La cabeza del Señor de la Flagelación de Jerez es magnífica y guarda mucho de la monumentalidad de Miguel Ángel, siendo esto evidente en la disposición de los mechones del pelo, los ojos rasgados, la finura de la nariz y la boca grande, así como en la manera de esculpir la barba. Posee ojos de cascarilla, pestañas pintadas en la madera y la dentadura superior tallada en el interior de los entreabiertos labios. Es una talla completa, con un paño de pureza esculpido, que deja al descubierto una gran parte de la anatomía. Se ha resaltado el aspecto cruento de la escena, apareciendo el cuerpo de Jesús surcado por hilos sanguinolentos, lo cual se aparta, quizás en su deseo de impactar al espectador, de los textos de los Evangelios, que especifican que Jesús fue coronado de espinas después de ser flagelado. En el paso de misterio aparecen, naturalmente, dos sayones que azotan al Señor, colocados en el primer tramo del paso. Los dos sayones representan soldados auxiliares, palestinos o no, visten túnica corta, protector de cuero desajustado y "bracae". Su expresión es cruel y denota un gran ensañamiento. En el centro, de pie, aparece un Lictor romano, contemplando el castigo. La talla del lictor es de tamaño natural y su perfil recuerda los rostros helenísticos. Viste túnica corta, "bracae" y clámide larga blanca sujeta con fíbula al hombro derecho. La mano izquierda se apoya sobre unas "fasces". En la Semana Santa de 2008 salió esta figura ya restaurada por Salvador Madroñal. Por último, en la trasera del paso, se encuentran dos soldados romanos, figuras de talla, que se cubren con cascos tracio-áticos y portan "lórica musculata" trabajada. Montan guardia con una lanza y un "scutum". Muestran el semblante sereno de soldados latinos experimentados y acostumbrados a presenciar castigos.


PASO DE PALIO

Este paso tiene como titular a María Santísima de la Amargura, imagen de candelero para vestir, realizada en madera policromada, atribuida a Francisco Camacho de Mendoza, siglo XVIII. Un aislado sector de la crítica ha fechado esta Dolorosa en torno al siglo XVI. La mayoría la considera obra del siglo XVII-XVIII. Es una efigie de enorme popularidad y pujante personalidad, serena, de profundo señorío, de una belleza suprema, un gran sentido del dolor y expresión de intensa amargura, todo ello conjugado armónicamente con su advocación.  Es una imagen de gran expresión artística. La Virgen, de exquisita belleza formal y elegante composición, inclina la cabeza hacia la izquierda y dirige la mirada hacia el suelo y al lado izquierdo. Su bello semblante refleja una angustia sosegada, con los ojos de cristal, la nariz recta y alargada con el hoyito bajo muy marcado, y los labios finos y entreabiertos, permitiendo ver los dientes superiores tallados. Las pestañas son postizas las superiores y policromadas las del párpado inferior. Lleva seis lágrimas de cristal, tres surcando cada mejilla. El óvalo facial se remata con puntiagudo mentón, tocado con hoyuelo. En su rostro destaca, con acusadas características, que las carnaciones son nacaradas, con los párpados y las afiladas mejillas enrojecidos por el llanto, conformando así un rostro no realista, pero sí extraordinariamente armonioso. Lleva en el mismo un dolor punzante, que quiebra sus fuerzas y la hace debilitarse por momentos. No es un dolor letífico, de Madre Corredentora. Las manos aparecen extendidas, portando un pañuelo en la derecha y un rosario en la izquierda. El candelero es de base ovalada.

 TÚNICA

Túnica y capa blancas y antifaz de terciopelo azul sobre el cual va bordado en oro el escudo de la Hermandad, y el cíngulo, también de terciopelo azul y botonadura del mismo color. Sobre el lado izquierdo de la capa lleva la Cruz de San Juan. 

 

VÍDEOS

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