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La Buena Muerte

 

COFRADÍA DEL NIÑO JESÚS Y HERMANDAD DE NAZARENOS DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LA BUENA MUERTE, MARIA SANTÍSIMA DEL DULCE NOMBRE Y APÓSTOL SEÑOR SAN JUAN. Dos pasos. 

 

 

 

 

 

PASO DE MISTERIO

En el paso de Misterio se venera en andas de caoba, la imagen del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, obra del imaginero sevillano Antonio Castillo Lastrucci. Este imaginero nació en Sevilla en 1882. La imaginería procesional fue su especialidad y por esta labor se le concedió la Cruz de Alfonso X el Sabio. Murió en Sevilla en 1967. La imagen fue bendecida por el Cardenal Bueno Monreal el 19 de marzo de 1957 en la Iglesia de San Juan de los Caballeros. Este Cristo, actualmente en la Parroquia de Santiago, es una talla procesional que bien pudiera enmarcarse dentro de la tendencia o estilo que hemos llamado neobarroco. Es réplica de la que el artista hizo en Sevilla en 1938, adquirida por una Hermandad de la ciudad hispalense.  La imagen no tiene ni potencias ni corona de espinas, por lo que, en estos aspectos, ofrece una nota clásica, recordando su cabeza, salvando, naturalmente, las lógicas diferencias, aquéllas de los Cristos neoclásicos que se hicieron en nuestro país, como la del Cristo de la Defensión, obra de José Esteve Bonet, realizada en los años finales del siglo XVIII. Los ojos, semicerrados, dan la impresión de dejadez y relajamiento que todo el cuerpo ofrece. Es evidente que se trata de un Crucificado que ya ha expirado, lo cual se evidencia no sólo por el costado abierto, del que mana abundante sangre, sino además y principalmente por esa sensación de relajación que distiende la anatomía. Tiene una nariz clásica y boca ligeramente entreabierta. La realización de los cabellos es de gran perfección, formando un modelado rizado, pero con orden, no alborotado, partiendo del centro de la cabeza, que aparece dividida por una raya, de la que, en sujetos mechones, cae la melena. La barba y el bigote, muy cuidados y elaborados, están minuciosamente detallados, a base de rizos menudos, enmarcando un rostro que, en sí mismo, bien pudiera configurarse como clásico. El sudario o paño de pureza demuestra lo bien que conocía Castillo la labor de los imagineros de los Siglos de Oro.


PASO DE PALIO

En él se venera la imagen de candelero de María Santísima del Dulce Nombre, obra también de Antonio Castillo Lastrucci. Fue hecha en 1964 y bendecida por el entonces vicario José María Cirarda Lachiondo. Cuando Castillo realizó esta Dolorosa ya se sabía de memoria toda la producción que habían hecho los grandes maestros del pasado. Esta Virgen compendia todas las características de las imágenes barrocas del siglo XVII. El rostro es el de una Virgen joven, idealizada. No responde en este detalle a los patrones realistas de otras Dolorosas. Lleva cinco lágrimas, tres en la mejilla derecha y dos en la izquierda. Los ojos son enormes y reflejan un intenso sufrimiento, a pesar de la idealización en cuanto a la edad de la Virgen. El entrecejo fruncido y la boca entreabierta nos hablan del intenso dolor de la Virgen en este momento pasionista. Es una Dolorosa en la que se aúnan detalles realistas con una idealización, buscada por el artista ex-profeso, al objeto de resaltar a la Madre de Dios y su advocación. Es, por tanto, una talla personalísima en el haber de este fecundo artista. Fue restaurada en 1980 por José Guerra Carretero. El paso es de estilo gótico, único en Jerez, como también eran originales los bordados del palio que fue sustituido en el año 2000, realizados en hilo de plata y no de oro como suele ser norma generalizada, ejecutados en el Colegio de El Salvador del palio, donde también se bordó la saya de la Virgen en los años 1969/70. Como se dijo anteriormente, en el año 2000, Ildefonso Jiménez realizó un nuevo techo de palio sin bordar en terciopelo morado con galones y flecos de plata. En la Semana Santa del 2007, se estrenó una nueva saya de salida, realizada en oro sobre tisú de plata por Fernando Calderón. El manto va sin bordar en color morado y terciopelo chiflón. 

TÚNICA

Túnica de cola en ruán y antifaz negros con cinturón de esparto y sandalias negras. Sobre el antifaz, el escudo de la Hermandad bordado en seda blanca. 

 



 


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