Este es un rincón sobre mi pasión cofrade, donde os dejo sobre todo información histórica, fotografías y vídeos de las Hermandades de Jerez de la Frontera

HERMANDADES DE JEREZ

DOMINGO DE RAMOS
LUNES SANTO
MARTES SANTO
MIÉRCOLES SANTO
JUEVES SANTO
MADRUGÁ
VIERNES SANTO

El Santo Entierro

PONTIFICIA, REAL, VENERABLE Y ANTIGUA HERMANDAD DEL SANTO ENTIERRO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO Y NUESTRA SEÑORA DE LA PIEDAD Y ARCHICOFRADÍA DE LA VIRGEN DE LOURDES. Dos pasos. 

 

PASO DE MISTERIO 

La figura del Señor del Santo Entierro es una obra anónima del siglo XVI.La imagen es de tamaño académico. Tiene los brazos articulados por los hombros. Las piernas aparecen un poco encogidas. Los cabellos son postizos, naturales.Es un detalle muy propio del Barroco: el Barroco gusta mucho de lospostizos e incluso a veces llega a ser desagradable, pues aunque ya sehan perdido, gustaban de poner incluso uñas realizadas con otros materiales. Llama la atención de esta talla el agujero de los clavos, tanto en las manos como en los pies, que aparece realizado muy someramente, con muy pocos recursos, limitándose el anónimo escultor a presentar en la imagen un boquete. No tiene, por tanto, la forma de clavo propiamente dicha, ya que el imaginero se limitó a horadar las manos y los pies de Cristo. Los ojos son impresionantes, vueltos hacia arriba y abiertos casi en su totalidad. La nariz es de trazado clásico. La boca está muy bien ejecutada, ligeramente entreabierta. La barba está realizada a base de rizos menudos y está partida en el centro, es decir, es barba bífida. Sabemos que la costumbre de tallar barbas así era muy del gusto de nuestros imagineros del Siglo de Oro. En la cabeza lleva potencias y está exenta de corona de espinas, lo cual se corresponde con la antigua tradición que pensaba que,tras el Descendimiento de Cristo de la Cruz, las tres Marías le desprendieron de las sienes al Señor la corona de espinas que había llevado a lo largo de su martirio. El torso está surcado por hilos de sangre y tiene el costado abierto por la lanzada.


PASO DE PALIO

En el paso de palio se venera la imagen de Nuestra Señora de la Piedad, que puede fecharse en el siglo XVII, junto al grupo escultorio del Duelo, compuesto por las imagenes de San Juan, que consuela a la Virgen, y las Tres Marias (Maria Cleofás, Maria Salomé y María Magdalena), que cosen la mortaja del Señor. El rostro de la Virgen de la Piedad, expresivo y compungido, hace un giro bastante marcado a la derecha. El modelado del rostro esta perfectamente ejecutado y la expresión es de intenso dolor. En el mismo, observamos unas cejas muy bien construidas, como si estuvieran trazadas a lápiz, formando un entrecejo en la frente, lo que dota a la Dolorosa de una expresión de intenso sufrimiento. Los ojos son grandes y miran hacia abajo. La nariz es clásica y la boca es de labios rosados y turgentes. El óvalo del rostro nos trae recuerdos de tallas sevillanas. Las manos están realizadas con exquisito gusto, dentro de la estética imperante por aquel siglo. Hay que tener en cuenta que la imagen ha sufrido diversas restauraciones.

TÚNICA

Túnica y capa de raso negras y antifaz y cinturón de terciopelo negro y zapatillas negras. Sobre la capa, el escudo, en el cual se representan sus títulos, sobre la cruz roja del Santo Sepulcro.

 

El Descendimiento

PONTIFICIA Y VENERABLE HERMANDAD DE NAZARENOS DE NUESTRA MADRE Y SEÑORA DE LA SOLEDAD Y SAGRADO DESCENDIMIENTO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO. Dos pasos

 

PASO DE MISTERIO

El grupo escultórico es obra, del imaginero sanroquense Luis Ortega Brú, con un verdadero sincretismo entre el manierismo, tendencia natural de este autor, y la escuela castellana, que adquiere tras su residencia en Madrid. El grupo tiene un esquema triangular ascendente cerrado y el Cristo queda enmarcado. Es una obra personalísima, grandiosa, maravillosa no sólo como conjunto escultórico, sino que hay que tener en cuenta que cada imagen es una joya del arte cofradiero de nuestra ciudad. El conjunto se divide en dos grupos: Las figuras que están subidas en escaleras, apoyadas éstas en la Cruz, que son de talla y las que están llorando o dispuestas a tomar en sus brazos el cuerpo del Redentor. Estas últimas son de vestir, con lo que su peso se reduce notablemente, además que la tradición así lo exige. Ortega representó el momento del Descendimiento de Cristo de la Cruz tras haber sido desclavado de la misma por José de Arimatea y Nicodemo, los cuales aparecen sosteniendo con un sudario el cadáver del Señor. La patética escena es presenciada por la Virgen María, San Juan y las tres Marías. Sobre este grupo escultórico el artista manifestó, en unas declaraciones en la Iglesia de la Victoria, que le había sido muy difícil y problemática la representación de la imagen del Santísimo Cristo del Sagrado Descendimiento muerto, habiéndole acarreado muchas dificultades y, en varias ocasiones, había sido destruida por el maestro y vuelta a hacer. La talla del Cristo es toda de talla, de tamaño natural muy cumplido y de grandes proporciones. Es estilizada y majestuosa, a pesar de su postura y de la rigidez cadavérica que claramente revela la fase postmortal y el agarrotamiento subsiguiente a ser desclavado. La cabeza la tiene caída sobre el hombro izquierdo. Los ojos están entreabiertos, la nariz es recta y afilada, la boca está asimismo entreabierta y es de labios pálidos, como si presentara signos de anemia. El pelo es rizado y cae sobre la frente en desorden consiguiendo maravillosas ondulaciones a base de los juegos de claroscuro. La palidez del rostro refleja, con grandioso patetismo, los padecimientos soportados por Cristo antes de morir. El artista hace alardes de conocer la anatomía humana: Venas, tendones, arterias, costillas y huesos, así como las articulaciones y los músculos están maravillosamente esculpidas y la postura de las piernas y de los brazos refleja, con trágica claridad, la rigidez de un ser humano muerto.

PASO DE PALIO 

En el paso de palio se venera la imagen de Nuestra Señora de la Soledad, talla de tamaño natural, de madera de cedro y pino, y de candelero. Mide 1,65 metros.  En la segunda década del siglo XX le colocaron un clavo entre las manos. Casi terminando los años cincuenta le cambiaron las manos a la Virgen. Ahora el clavo es de oro y plata, está rematado por un gran rubí y la Virgen lo sostiene delicadamente entre los pliegues de un finísimo pañuelo. La cabeza hace un leve giro a la derecha y con expresión ensimismada. La boca está entreabierta, con un rictus de dolor suave y amargo a un tiempo. La nariz es clásica y recta. Si a esta imagen la contemplamos de cerca, hay que ir directamente a sus ojos, llenos de un hondo e insuperable misticismo, y a sus manos, que son estilizadas, de dedos finos y largos y perfectos de composición. Las lágrimas que Fernández Pomar le colocó en las mejillas fueron, por desgracia, retocadas en el siglo actual, por lo que han perdido cierto afecto plástico. Todo en esta Dolorosa respira congoja, piedad, admirable resignación, suavidad, ternura y delicadeza. Esto último es muy perceptible en la forma que tiene la Virgen de sujetar el clavo, como si lo estuviera acariciando. Es una lástima que Fernández Pomar no dejara más que esta talla. Fue restaurada, del 29 de junio al 12 de julio de 1994 por Isaac Navarrete y Rosario Martínez Lorente.

TÚNICA

Túnica y capa de color negro y antifaz y cinturón de raso morado y zapatos negros con hebillas plateadas. Sobre la capa, el escudo.
La vestimenta anterior fue, para el primer cortejo, hábito de color blanco con capirote y esclavinas morados. Para el segundo, túnicas negras y capirotes y esclavinas de color morado. 

 

El Cristo

PONTIFICIA Y REAL ARCHICOFRADÍA DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LA EXPIRACIÓN, MARIA SANTÍSIMA DEL VALLE Y SAN JUAN EVANGELISTA. Tres pasos. 

 

PASO DE MISTERIO

El Santísimo Cristo de la Expiración, con fama de milagroso, con melena de pelo natural al viento, es obra del artista gaditano Juan Luis Vasallo Parodi, realizada en la primera mitad del siglo XX, siendo bendecida el 26 de marzo de 1950, siendo una copia en madera del anterior, que era de cartón encolado y se había deteriorado. La cabeza está ladeada a la derecha y hacia arriba, en un instante, bastante forzado, como si estuviera emitiendo el último suspiro, aunque, médicamente hablando, no es acorde la postura de la cabeza con dicho momento de la expiración. Los ojos miran hacia lo alto. La boca la tiene entreabierta. La nariz es pronunciada. El rostro tiene un fuerte prognatismo, acentuándose este defecto por la barba, espesa y aluenga. El cuerpo revela una anatomía atlética y musculosa, robusta y hercúlea. Hay que tener en cuenta el tamaño de este Crucificado, que es de 1,90 metros de altura, rebasando ampliamente la talla media de un hombre. Aquí, siguió Vasallo el modelo arquetípico de los Cristos modernos, tal como se puede observar en otras tallas de épocas cercanas. Así, en el Cristo de la Buena Muerte de Castillo Lastrucci, ya advertíamos esta anatomía poderosa, existe un "modelo" de Cristo contemporáneo, que le representa como un hombre fornido y robusto. Quizás así era más fácil dar la sensación de una figura pletórica, llena de vida aún, a pesar de los tormentos. La corona de espinas es superpuesta, de finas púas. El paño de pureza o sudario es de sencillos pliegues, formando un lazo en la cadera derecha, y muestra claramente la soga o cuerda que taladra la carne. Es un sudario amplia, contrastando este detalle con los que hemos podido observar en Crucificados actuales. Quizás así se deba más la impresión de reciedumbre, ya que todo en este Cristo es monumental. Las rodillas aparecen lastimadas. Del cuello brota un hilo de sangre que recorre a la imagen hasta la cintura. Las potencias que se le han colocado en la cabeza contribuyen a afianzar esa sensación de poderío y señorío que es la característica fundamental que advertimos en este Crucificado. 

PASO DE SAN JUAN

Entre el paso de Misterio y el de palio, aparece la imagen procesional de San Juan Evangelista que, al igual que en la otra representación del mismo en la Semana Santa de Jerez, en la Hermandad de Jesús Nazareno, porta una palma en una mano izquierda, mientras que con la derecha señala a la Virgen el camino que ha de recorrer en pos de Cristo. Es una talla anónima, fechable en los primeros años del siglo XIX. Ha sido restaurada varias veces, por lo que es muy difícil emitir un juicio acerca de cómo fue originalmente. Es popularísimo, conocido como "Juanillo". Es talla de tamaño natural y de vestir. Lleva aureola en plata de ley y túnica verde con bordados por el filo y las bocamangas, y mantolín, rojo con bordados que fueron hechos en el Beaterio a principios de este siglo. 


PASO DE PALIO

En el paso de palio procesiona María Santísima del Valle, que es la única imagen de talla completa que procesiona en la Semana Santa de Jerez. No se sabe quién fue su autor, ya que no se ha encontrado documentación a este respecto. Pero, al indagar en los datos históricos de la Hermandad, se puede asegurar que estamos ante una obra que, en sus inicios, fue barroca y que ya existía a principios del siglo XVII. Hoy día, tras tantas restauraciones, podemos contemplar en la Virgen del Valle a una Dolorosa bellísima, de rostro moreno y pequeño, de forma ovalada e intensa expresión de dolor, casi infantil, en su rictus, suavizada por la delicadeza de las facciones. Se trata de una Virgen joven, no niña, pero sí idealizada. Las manos son de una gran exquisitez en el modelado, revelando la gubia de un gran artista. Su advocación procede del rezo de la Salve, por cuanto los hijos de Eva acuden a Ella, gimiendo y llorando en este penoso "valle" de lágrimas. La corona que se confeccionó para la Coronación Canónica de la Santísima Virgen del Valle fue realizada en los talleres de Orfebrería Triana, propiedad de los maestros orfebres D. Juan Borrero Campos y su hijo, D. Juan Borrero León, en el año 2008, sobre oro fino de ley de 22 quilates.

TÚNICA

Túnica y capa de raso negro. Toca egipcia para los hermanos cargadores de color negra, con un pañuelo de seda con el escudo de la Hermandad que era donde se apoyaban los hombros para cargar antiguamente. Data esta túnica del siglo XVIII. 

El Loreto

VENERABLE Y FERVOROSA HERMANDAD Y COFRADIA DE NAZARENOS DE LA SANTA CRUZ EN EL MONTE CALVARIO Y NUESTRA SEÑORA DE LORETO EN SU SOLEDAD. Un paso. 

 

PASO DE MISTERIO

La imagen de Nuestra Señora de Loreto es de autor desconocido. La crítica más conservadora no se decantaba a la hora de establecer la paternidad de esta Dolorosa. La Virgen de Loreto aparece de espaldas a la Cruz, cubierta ésta por un sudario o sábana, que ha servido para envolver el cuerpo de Cristo al descenderle del Madero. A través de los rasgos de esta Virgen podemos esbozar los caracteres esenciales que presidieron la imaginería de este artista. En esta Dolorosa de Loreto, Astorga expresó un dolor interno, que va minando las fuerzas de la Madre de Dios, pero que no la hace perder su resignación, su conformidad ante el momento trágico que está viviendo y que ha presenciado con sus propios ojos. l rostro aparece ligeramente inclinado hacia el lado derecho, con un óvalo de perfecto dibujo, característica que ya se apreciaba en los imagineros del siglo XVIII y que, posiblemente, constituya una consecuencia del aprendizaje de este artista en la Academia. Las cejas las tiene levemente fruncidas, siendo de línea suave, como si hubieran sido dibujadas. Los ojos son grandes, aunque algo caídos, de mirada vaga y ensimismada, ya que artista intentó expresar un dolor interno, pero que, a la postre, ha de salir al exterior. La nariz es recta y de una finura exquisita, por lo que el rostro de perfil es clásico. La boca está entreabierta y muestra la parte inferior de la dentadura, así como un poco de la superior. La lengua aparece trabada, como si la Dolorosa se encontrara en el instante preciso de emitir un quejido o un suspiro.


TÚNICA

Túnica morada con capa y antifaz y cíngulo de color blanco, llevando el escudo de la Hermandad en la parte izquierda de la capa. En sus primeros años el hábito era de túnica de cola morada y antifaz blanco. 

 

Las Viñas

HERMANDAD SACRAMENTAL Y COFRADÍA DE NAZARENOS DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LA EXALTACIÓN Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA CONCEPCIÓN. Dos pasos.

 

PASO DE MISTERIO

La talla del Santísimo Cristo de la Exaltación es obra del imaginero gaditano Luis González Rey. Se trata de un Cristo vivo. Fue bendecida el Viernes de Dolores de 1991. Es un Crucificado que mantiene la tipología iconográfica barroca, pero ofreciendo también variantes, como el paño de pureza, de gran dinamismo y muy original en su composición, o la forma de disponer los clavos de las manos, que penetran por la muñeca, confiriendo a la talla un aspecto de impactante realismo. La imagen tiene mucho de monumental y la cabeza es muy bella, quizás lo mejor de todo el conjunto. Sigue la línea del barroco andaluz. La cruz es arbórea, la talló Francisco Pinto Berraquero y fue reformada por el autor de la imagen actual, Luis González Rey, el mismo año de 1991. En el paso aparecen unos sayones que están fijando la Cruz sobre el Gólgota. Dichos sayones los ha realizado el escultor jerezano Francisco Pinto Berraquero, y salieron procesionalmente por primera vez en 1984. Se cuenta que, mientras se tallaban, se siguió todo el proceso con diapositivas, realizándose más tarde un audiovisual y los sayones fueron bautizados. Así, el viejo que está a los pies de la Cruz es el "Cananeo". El que aguanta la Cruz por el centro es el "Herrero". El joven que está en el extremo de la derecha se llama "Jairo" y el que sujeta por el lado opuesto tiene el mote del "Cepa". Posteriormente se incorporó una imagen de María Magdalena, realizada por Luis González Rey, en 1992, un romano, también de González Rey en 1998 y José de Arimatea, obra de Fernando Aguado, en el 2009. Posteriormente en el 2001, se estrenó nuevo ropaje para los sayones del paso de Misterio, donados por un hermano de la Cofradía. Todas las figuras son tallas de vestir y sobre unos apuntes de Pinto, diseñó los trajes José Ramón Fernández Lira y se confeccionaron siguiendo las indicaciones de José Guerra Carretero, el cual eligió las telas y colores. El legionario que vigila el momento en que Cristo es crucificado y exaltado, mantiene la misma tipología del soldado romano de la Semana Santa neobarroca del occidente de Andalucía.


PASO DE PALIO

Este paso tiene como titular a la imagen de María Santísima de la Concepción. Esta Dolorosa fue realizada por el imaginero jerezano Manuel Prieto Fernández, por encargo de la Junta de Gobierno en 1959, cuando contaba el artista con 21 años. Sus rasgos son de una gran delicadeza, con ojos enormes y expresivos. Impacta al espectador la juventud de la Madre, apartándose del realismo tan propio de la estética andaluza pasionista, pero encuadrable ese idealismo en la devoción de nuestro pueblo, que busca representar a la Madre de Dios dotándola de una belleza por encima de los mortales. Se ha dicho que esta Dolorosa, llamada de la Concepción o de las Viñas, ya que porta en su mano un racimo de uvas, como símbolo no sólo de su barrio, sino de la Eucaristía, ya que no hay que olvidar que la Hermandad tiene el título de Sacramental, tiene un lejano parecido con la Virgen del Desconsuelo de la Parroquia de San Mateo.

TÚNICA

Túnica blanca, antifaz y capa celestes y cíngulo y botonadura rojas. En su escudo se describe: "Yo soy la Vid y vosotros los sarmientos". 

 

La Sentencia

REAL HERMANDAD DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO Y COFRADIA DE NAZARENOS DE NUESTRO PADRE JESÚS DE LA SENTENCIA Y HUMILDAD, SANTÍSIMO CRISTO DE LA YEDRA Y NUESTRA SEÑORA DE LA ESPERANZA. Dos pasos.

 

PASO DE MISTERIO

El imaginero valenciano Carmelo Vicenti Suria talló la figura de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y Humildad. Es una talla de vestir, de tamaño natural. Este imaginero también realizó en Jerez, entre otras cosas, la peana de camarín de la Virgen del Carmen. El artista pasó recibo de la talla del Señor al Sr. Domecq de la Riva y su importe fue de 10.000 pesetas. La imagen fue realizada en Valencia y la Hermandad la tenía en su poder en 1948. Fue bendecida el 22 de marzo de 1948. Se trata de una talla de vestir y de tamaño natural. El día 15 de noviembre de 1976 fue terminado de restaurar el Señor en Bellas Artes de Sevilla, por su director D. Francisco Peláez. Es una talla austera, severa y grave. El Señor aparece en pie, en el acto de recibir su Sentencia de muerte por Pilatos, que figura detrás, en el acto de lavarse las manos en una palangana, ofrecida por un sirviente. La escena es contemplada por dos soldados romanos y un magistrado. Estas últimas esculturas, no sagradas, son de factura moderna. El Señor aparece con la corona de espinas sobre la cabeza. Se trata de una corona superpuesta a la imagen, es decir, no tallada al mismo tiempo que el bloque craneano. Es una corona de espinas finísimas, muy hirientes, dando sensación de incrustarse en la piel. Sabemos que este tipo de coronas de espinas fueron muy frecuentes durante la época del neobarroco. Así, las podemos contemplar en diversas imágenes del siglo XX. También se empleó este tipo de corona en otros siglos anteriores, propiciando una fuerte sensación de realismo. Un profundo gesto de dolor invade la expresión del Señor de la Sentencia. Los ojos están mirando al vacío, como signo anticipado de premonición o presentimiento de la muerte. La nariz es recta y larga. La boca está contraída, a modo de amargura, ligeramente abierta, como si emitiera un suspiro o estuviera tomando aliento. Los cabellos son largos y rizados, tallados a base de mechones ondulados y de gran impacto en los claroscuros. El bigote y la barba aparecen bien trabajados. El esplendor de la talla es observable no solo por la calidad de la imagen en sí, sino por que el artista valenciano le colocó potencias, lo cual produce un contraste entre el poderío y la magnificencia de éstas y la resignación, sufrida y humilde, del Señor, escuchando su Sentencia de muerte. Las manos aparecen atadas por delante, ofreciendo una correcta anatomía, muy crispadas las venas.


PASO DE PALIO

La talla de la Virgen de la Esperanza es una obra anónima del siglo XVIII, habiendo sido la titular de los Dolores, de la Cofradía de ese nombre, del Monasterio de Belén, siendo recuperada cuando se encontraba en una galería alta del Asilo de San José. Es una Dolorosa Madre. La policromía es de una suavidad y textura impresionantes. Es una imagen de candelero, de talla más bien pequeña, casi de tamaño natural, rostro delicado, encarnadura trigueña clara, pómulos muy marcados y conjunto sumamente expresivo. Tiene un gesto de profunda y tierna amargura. Es una Virgen-Madre, en todo el sentido de esta expresión. Con ello queremos decir que su rostro no está idealizado, como sucede en otras tallas, sino que, de forma humana y expresiva, refleja sentimientos de dolor y desencanto, aquéllos con los que su alma se traspasó. La corona de plata sobredorada de la Virgen y los respiraderos son obra del orfebre jerezano Manuel Rodríguez Pérez, ambos realizados en 1948. La corona, cerrada, es de una categoría y calidad fuera de lo normal: está repleta de símbolos y alegorías. Fue donada por D. Manuel Antonio Domecq de la Riva y se bendijo el sábado 20 de marzo de 1948. Los respiraderos son una franja rectilínea, enmarcada, arriba y abajo, por una moldura casi semicircular que tiene cincelado a todo lo largo, una y otra vez, un rosetón.


TÚNICA

Túnica y capa blancas ésta con vuelta verde, con antifaz de terciopelo también de color verde y cíngulo del mismo color.

La Buena Muerte

 

COFRADÍA DEL NIÑO JESÚS Y HERMANDAD DE NAZARENOS DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LA BUENA MUERTE, MARIA SANTÍSIMA DEL DULCE NOMBRE Y APÓSTOL SEÑOR SAN JUAN. Dos pasos. 

 

 

 

 

 

PASO DE MISTERIO

En el paso de Misterio se venera en andas de caoba, la imagen del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, obra del imaginero sevillano Antonio Castillo Lastrucci. Este imaginero nació en Sevilla en 1882. La imaginería procesional fue su especialidad y por esta labor se le concedió la Cruz de Alfonso X el Sabio. Murió en Sevilla en 1967. La imagen fue bendecida por el Cardenal Bueno Monreal el 19 de marzo de 1957 en la Iglesia de San Juan de los Caballeros. Este Cristo, actualmente en la Parroquia de Santiago, es una talla procesional que bien pudiera enmarcarse dentro de la tendencia o estilo que hemos llamado neobarroco. Es réplica de la que el artista hizo en Sevilla en 1938, adquirida por una Hermandad de la ciudad hispalense.  La imagen no tiene ni potencias ni corona de espinas, por lo que, en estos aspectos, ofrece una nota clásica, recordando su cabeza, salvando, naturalmente, las lógicas diferencias, aquéllas de los Cristos neoclásicos que se hicieron en nuestro país, como la del Cristo de la Defensión, obra de José Esteve Bonet, realizada en los años finales del siglo XVIII. Los ojos, semicerrados, dan la impresión de dejadez y relajamiento que todo el cuerpo ofrece. Es evidente que se trata de un Crucificado que ya ha expirado, lo cual se evidencia no sólo por el costado abierto, del que mana abundante sangre, sino además y principalmente por esa sensación de relajación que distiende la anatomía. Tiene una nariz clásica y boca ligeramente entreabierta. La realización de los cabellos es de gran perfección, formando un modelado rizado, pero con orden, no alborotado, partiendo del centro de la cabeza, que aparece dividida por una raya, de la que, en sujetos mechones, cae la melena. La barba y el bigote, muy cuidados y elaborados, están minuciosamente detallados, a base de rizos menudos, enmarcando un rostro que, en sí mismo, bien pudiera configurarse como clásico. El sudario o paño de pureza demuestra lo bien que conocía Castillo la labor de los imagineros de los Siglos de Oro.


PASO DE PALIO

En él se venera la imagen de candelero de María Santísima del Dulce Nombre, obra también de Antonio Castillo Lastrucci. Fue hecha en 1964 y bendecida por el entonces vicario José María Cirarda Lachiondo. Cuando Castillo realizó esta Dolorosa ya se sabía de memoria toda la producción que habían hecho los grandes maestros del pasado. Esta Virgen compendia todas las características de las imágenes barrocas del siglo XVII. El rostro es el de una Virgen joven, idealizada. No responde en este detalle a los patrones realistas de otras Dolorosas. Lleva cinco lágrimas, tres en la mejilla derecha y dos en la izquierda. Los ojos son enormes y reflejan un intenso sufrimiento, a pesar de la idealización en cuanto a la edad de la Virgen. El entrecejo fruncido y la boca entreabierta nos hablan del intenso dolor de la Virgen en este momento pasionista. Es una Dolorosa en la que se aúnan detalles realistas con una idealización, buscada por el artista ex-profeso, al objeto de resaltar a la Madre de Dios y su advocación. Es, por tanto, una talla personalísima en el haber de este fecundo artista. Fue restaurada en 1980 por José Guerra Carretero. El paso es de estilo gótico, único en Jerez, como también eran originales los bordados del palio que fue sustituido en el año 2000, realizados en hilo de plata y no de oro como suele ser norma generalizada, ejecutados en el Colegio de El Salvador del palio, donde también se bordó la saya de la Virgen en los años 1969/70. Como se dijo anteriormente, en el año 2000, Ildefonso Jiménez realizó un nuevo techo de palio sin bordar en terciopelo morado con galones y flecos de plata. En la Semana Santa del 2007, se estrenó una nueva saya de salida, realizada en oro sobre tisú de plata por Fernando Calderón. El manto va sin bordar en color morado y terciopelo chiflón. 

TÚNICA

Túnica de cola en ruán y antifaz negros con cinturón de esparto y sandalias negras. Sobre el antifaz, el escudo de la Hermandad bordado en seda blanca. 

 



 


El Nazareno

 

ANTIGUA, VENERABLE Y PIADOSA HERMANDAD Y ARCHICOFRADÍA DE NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO, NUESTRA MADRE Y SEÑORA DEL TRASPASO Y APÓSTOL SAN JUAN. Tres pasos. 

 

 

 

 

 

 

PASO DE MISTERIO

La imagen del paso de Misterio es la de Nuestro Padre Jesús Nazareno, popularmente conocida como Nazareno o también como "Jesús". Esta imagen, de talla completa, de menor tamaño que la del natural y de vestir, sufrió muchísimo durante todo el siglo XIX, ya que hubo de soportar distintos traslados. Actualmente, todo lo que se conoce de esta imagen es posterior a 1641 si tenemos en cuenta la fecha de fundación de la Hermandad y las características de la talla, hay que suponer que se trata de una obra anónima de los últimos años del siglo XVI. El rostro aparece surcado por un gesto de dolor tan intenso y profundo que ha tornado la faz en un verdadero anciano. Se ha dicho que este nazareno es de escuela valenciana, aunque esta aseveración no se ha justificado. La composición y ejecución de los cabellos revelan la mano de un artista excelente. Esta escultura que analizamos representa una de las visiones más puras del alma española y, en concreto, de la andaluza. Sabido es que, en sus primeros momentos, el siglo XVI se caracterizó por un purismo y un garbo itálicos, que, en los últimos instantes de dicho siglo, se atenuaron al nacionalizarse la plástica e impregnarse las tallas de sensibilidad hispánica. Este Nazareno es buena muestra de ello, reflejando una lacerante expresividad, que alcanza su máxima potencia emocional al estar realizado en madera. Siempre que contemplamos a este Nazareno, encorvado y sufriente bajo el peso de una Cruz que apenas puede soportar, recordamos a la imagen del Gran Poder de Sevilla, obra magna de Juan de Mesa. Naturalmente, esta comparación solo puede hacerse desde el punto de vista de la ancianidad que ambos rostros reflejan. En ambas imágenes, al distorsionarse el gesto, todo el conjunto queda distorsionado del mismo modo. En ambas tallas, Jesús aparece como un anciano, debido, quizás, a la creencia generalizada de que los sufrimientos físicos y psíquicos hacen que una persona joven no parezca tal, porque las facciones se envejecen, aparecen arrugas, los labios se contraen en un rictus de dolor y, en general, el rostro refleja el peso intenso de una profunda pena interior. En ambas imágenes, Gran Poder sevillano y Nazareno de Jerez, se dan, efectivamente, estas características. Jesús ya no es un hombre bello, idealizado, de contemplación hermosa y placentera. Jesús, por el contrario, se ha vuelto un anciano. Ya no podemos buscar en El la belleza física, sino la realidad, dura y cruel, de un tormento. 


PASO DE PALIO 

La imagen titular es la de Nuestra Madre y Señora del Traspaso. Es una talla de autor anónimo y se supone que data del siglo XIX y de escuela valenciana. La Dolorosa fue adquirida por la Hermandad alrededor del año 1890. Es de tamaño natural y de vestir. El rostro, de color lorquiano, es decir, pálido algo verdoso, tiene los rasgos de una mujer mayor, anciana, y unos ojos muy expresivos. El recibo de la compra de esta Dolorosa se ha perdido y así se ha olvidado el nombre del autor de esta talla. Nunca una Dolorosa ha expresado un gesto de dolor tan intenso y profundo como la del Traspaso. Ello lo ha logrado el imaginero sin apenas tener que recurrir a las lágrimas. Diríamos que esta Virgen no las necesita, porque su expresión sufriente y atormentada, lo dice todo. Por supuesto, esta expresión es mucho más elocuente que las lágrimas. No ha sido, por ello, preciso el llanto para bañar su faz. Con su gesto, de mujer anciana o quizás envejecida por la pena, tal como aparece su Hijo en el paso de Misterio con los ojos enturbiados por el dolor, el imaginero ha conseguido la expresión palpable del desgarro humano, del más cruel de los sufrimientos: el dolor de una Madre despojada aquí de connotaciones teológicas, sin que se evidencie su papel de Corredentora. Se trata de una Madre que, en su interior, es traspasada - de ahí, la advocación - por el dolor. Para acentuar esto, el imaginero envejeció las facciones, por lo que estamos ante una Madre anciana, debido, probablemente, a los sufrimientos psíquicos. 

PASO DE SAN JUAN 

Entre el paso de Misterio y el de palio, procesiona la talla de San Juan Evangelista. Es de tamaño natural, de vestir. Con la mano derecha señala la dirección hacina del Nazareno. Con la izquierda, sujeta una palma rizada, símbolo de su pureza. Se trata de una talla del siglo XVIII, muy expresiva y queridísima por el pueblo jerezano. Se desconoce su autor. Se puede decir de él que camina muy preocupado. Las facciones se le ensombrecen; de estar más alegre nos podríamos imaginar a un niño. Está siendo restaurado este año por Agustín Pina. El paso también fue realizado por Juan Pérez Calvo, en 1947, en madera tallada y dorada. Es pequeño, esbelto, frágil. Parecía imposible que pudiera llegar a existir un paso sin canastilla, muy original y también va cargado por fuera por los cargadores más jóvenes, siendo la cantera de los que luego llevarán los de misterio y palio. Va flanqueado e iluminado por cuatro candelabros con cinco tulipas cada uno (como ya hemos dicho los intercambió en 1994 por los cuatro faroles del paso del Nazareno).

TÚNICA

Túnica morada y cíngulo amarillo de abacá con toca egipcia morada y Cruz del Santo Sepulcro en el pecho al lado izquierdo, y calzados negros. Los hombres van con la cara descubierta y las mujeres con el rostro tapado. 

 


Las Cinco Llagas

 

HERMANDAD Y COFRADÍA DE NAZARENOS DE LAS SAGRADAS CINCO LLAGAS DE CRISTO, NUESTRO PADRE JESÚS DE LA VÍA CRUCIS Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA ESPERANZA. Dos pasos. 

 

 

 

 

 

PASO DE MISTERIO

La talla de vestir de Nuestro Padre Jesús de la Vía Crucis la esculpió el imaginero valenciano afincado en Jerez don Ramón Chaveli Carreres en 1940, y acertó a interpretar genialmente el profundo significado teológico de la advocación. La cruz va sujeta a la trasera del paso a través de dos angelitos que repechan hacia ella sujetos a una barra cubierta de musgo. Mide 1,80 metros de altura y está realizada en madera de pino. Chaveli se inspiró en la magnífica escultura, obra de Juan Martínez Montañés de Nuestro Padre Jesús de la Pasión de Sevilla, como dice el documento que posee la imagen en su interior. La imagen está firmada en la parte trasera superior derecha del sudario: "R.Chaveli, 1940". Procesionó por primera vez en la Semana Santa de 1941. La figura de Jesús es una imagen de vestir, de tamaño natural, bien proporcionada, esbelta y majestuosa y con un profundo sentido estético que el artista reflejó palpablemente al tallar las manos de esta imagen, las cuales representa rozando suavísimamente el árbol de la cruz. Se demuestra, pues, que no hay aquí realismo, como no lo hay tampoco en la imagen del Señor de la Salud en sus Tres Caídas, obra del mismo autor. Evidentemente, para cargar con el madero, es de suponer, con lógica, que habría que aferrarse a él. Pero, como ya dije antes, no busca tanto Chaveli representar o describir un momento real, histórico, de la Pasión de Cristo, sino más bien "venerar" este momento. Si comparamos esta imagen de la Vía Crucis con una obra tan popular como la del Señor del Gran Poder de Sevilla de Juan de Mesa, observaremos que las diferencias se concentran sobre todo en el rostro. La expresividad, en Juan de Mesa, relega a un segundo término la belleza puramente formal. Por eso, Mesa, en el Señor del Gran Poder, ha vertido tan intenso sufrimiento en su cara que pudiéramos, con fundamento, pensar que se trata de un anciano. En el Señor de la Vía Crucis, por el contrario, la expresión de la cara no alcanza esas cotas del barroquismo, sino que se mantiene serena y grave. Hay en ella, como probablemente buscó Chaveli, un sentido teológico, no humano, de la advocación. El rostro es, pues, quieto, equilibrado, consciente de la su destino, aceptándolo con paciencia. Es la imagen de la resignación, con esa cruz a modo de parapeto, de muralla. Desde el año 1949 se expone en ceremonia de Besamanos en la Cuaresma: sobre el suelo, sin cruz y con las manos colocadas para recibir el homenaje de los devotos, es cuando puedes valorar la calidad de la talla y la carga emotiva que encierra.


PASO DE PALIO

María Santísima de la Esperanza es una imagen sin catalogar, que proviene de la capital hispalense, parece ser del círculo de Astorga, caracterizada por una representación de la Virgen bastante joven, y bien podría ser del primer cuarto del siglo XIX. Fue adquirida en 1951 y donada a la Hermandad por el entonces mayordomo José Soto Ruiz, siendo bendecida el 15 de diciembre de ese año de 1951, en acto privado por el entonces guardián del Convento de San Francisco, R.P. Benito Añíbarro, y en presencia del comprador y de los hermanos refundadores Manuel Martínez Arce y José Gómez Morales. Esta imagen es de gran belleza, realismo y espiritualidad. Se trata de una Dolorosa de rasgos un tanto aniñados y expresión compungida, lo que se aprecia claramente en el entrecejo, denotando un intenso sufrimiento que destruye sus fuerzas. El rostro es hermoso, a pesar del dolor. La actitud de sus manos, muy largas, sosteniendo un pañuelo para enjugar el llanto, es la tradicional en las Dolorosas que siguen la pauta marcada por el neobarroquismo. El sentido del dolor que expresa representa, con acierto singular, el hondo sentido teológico de su propia y bella advocación. La corona de la Virgen es de plata sobredorada, hecha en el taller de Seco Velasco, y aunque no está inventariada en la hermandad, tiene que ser anterior a 1950. Es corona abierta. En el canasto y en la ráfaga hay unos pequeños medallones; en los del canasto van cinceladas algunas de las invocaciones que se le dicen a la Virgen en la Letanía. En la parte superior de la ráfaga, debajo de la cruz que la remata, hay un escudo de España, dentro de una preciosa cartela, y la cartela baja tanto que a primera vista, parece que son imperiales; es como si fuera una corona cerrada. En el año 2000 se llevó a cabo la restauración de la corona. El trabajo fue realizado por el jerezano Miguel Ángel Camas. En el año 2008 estrena Corona de camarín para la Virgen realizada por Miguel Ángel Camas Soto. La saya de la Virgen, sobre terciopelo rojo, fue bordada y donada por José Guillermo Carrasquilla Perea en 1959. La peana es de plata cofradiera y se estrenó en el año 1964. 

TÚNICA

Túnica de cola y antifaz en sarga blancos, con cinturón de abacá y sandalias sin calcetines. El escudo representa las Cinco Llagas de Cristo. 

 


Santo Crucifijo

 

PONTIFICIA, ANTIGUA Y VENERABLE HERMANDAD DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO Y COFRADÍA DE NAZARENOS DEL SANTO CRUCIFIJO DE LA SALUD Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA ENCARNACIÓN. Dos pasos.

 

 

 

 

 

PASO DE MISTERIO

El paso de Misterio venera la imagen del Santo Crucifijo de la Salud, obra magistral atribuida unánimemente a las gubias de José de Haert (discípulo predilecto de Martínez Montañés y denominado José de Arce), artista de la escuela montañesina nacido en los Países Bajos, pero afincado en Sevilla y Jerez. En Sevilla se encontraba trabajando desde 1636. Fue seguidor de Alonso Cano en el barroquismo acentuado en el modo de tratar los paños. Sus mejores obras las hizo para la Cartuja de Jerez, como el Apostolado allí existente. Un dato para atribuir esta imagen a dicho autor es su gran parecido con el Cristo de la Cartuja que documentalmente se sabe que pertenece a este autor. El Crucifijo de la Salud es la imagen del Salvador que acaba de morir. Esta nota es visible por la leve rigidez de todos los miembros, así como por la posición colgante y encorvada, y la tensión de la musculatura del hombro, anunciando de esta manera el proceso postmortal. Es el prototipo del Cristo realista, lacerado y pendiente de la Cruz, tal como lo describe Isaías. Pero todo queda dulcificado por el influjo clásico que siempre ha caracterizado a la escultura andaluza. En la cabeza de este Cristo se concentra la emoción y la hondura de expresión que la escuela sevillana fue capaz de ofrecernos en el XVII. La cabeza del Cristo es realista pero apolínea, a pesar del pathos. Está muy herido, muy lacerado y pende de la Cruz cual lo haría un hombre, despojado de la divinidad. Esta característica se aprecia muy bien en la contraposición que ofrece el rostro con respecto al cuerpo. El rostro, de rasgos clásicos, sereno, como si estuviera dormido, refleja una profunda paz y una humilde resignación. El 27 de abril de 1955 se proyectaron cantoneras para la cruz del Santo Crucifijo, estrenándose el 10 de noviembre de 1961, unas cantoneras de plata cinceladas, repujadas y doradas, obra de Manuel Rodríguez Pérez. En el intermedio se estrenaron unas sencillas, todavía en uso. 


PASO DE PALIO

En el paso de palio se venera la imagen de María Santísima de la Encarnación. Es de candelero para vestir. Su autor fue el imaginero sevillano Antonio Castillo Lastrucci, nacido en 1882 y muerto en 1967. Fue bendecida por el Cardenal Illudain el 22 de septiembre de 1929. Un sector de la crítica se ha preguntado si la advocación que tiene es un recuerdo de Nuestra Señora del Socorro, cuya primera advocación era la Encarnación. También se ha apuntado si se trata de una sutileza teológica, recordándonos el paso de palio y de Misterio cómo se efectuó la Redención de la humanidad. El rostro es el de una Virgen joven idealizada, con manos finas y expresivas. Esta Dolorosa, de tez morena y delicada idealización, es típica de la producción de Antonio Castillo. Su advocación recuerda el designio salvador de Dios. El Padre de la Bondad no abandonó al hombre caído, sino que el envió el Verbo Eterno, hecho carne en las entrañas de María, entrañas que se conmueven al presenciar los sufrimientos de su Hijo, siendo el Hijo de Dios. El "fiat" generoso de María unió indisolublemente la Encarnación con su participación en la Pasión redentora. El orfebre Fernando Marmolejo Camargo fue quien realizó la corona de la Virgen y firmó el contrato para su ejecución con la Hermandad en 1964, terminando su ejecución al año siguiente. Al igual que el paso de palio de Nuestra Señora de las Lágrimas, este paso que porta la imagen de María Santísima de la Encarnación está enclavado dentro de los llamados palios de cajón, siendo esta tipología la más antigua de los pasos de palio, aunque dicen los que entienden de esto, que no lo es del todo, ya que tiene unos pequeños remates en su parte inferior que, al no ser totalmente rectos, provoca que no lo sea netamente. 



TÚNICA

Túnica de cola de dos metros y medio y antifaz en ruán negros y cinturón de esparto.

 

El Ecce Homo

 

PRIMITIVA HERMANDAD HOSPITALARIA DEL APÓSTOL SAN BARTOLOMÉ Y COFRADÍA DE NAZARENOS DE NUESTRA SEÑORA DEL MAYOR DOLOR EN EL PASO DEL ECCE-HOMO. Dos pasos.

 

 

 

 

 

PASO DE MISTERIO

Cristo aparece con una clámide púrpura, en pie, con las manos atadas por delante, la corona de espinas, de recia contextura, sobre la cabeza, y el rostro maltrecho, a causa de los golpes recibidos. En las manos lleva una caña, símbolo de la realeza, pero que quiere expresar aquí la burla, el oprobio y el menosprecio. Un sector de la crítica ha situado esta talla en los años finales del siglo XVII o comienzos del XVIII (siendo su autor desconocido), comparando estilísticamente esta imagen con la del Señor de la Coronación de espinas de la Capilla de los Desamparados. El Señor del Ecce Homo es una talla completa de muchísimo porte y calidad artística. Tiene una cabeza muy bien construida, con una expresión de dolor serena, y una intensa belleza plástica. El cuerpo es proporcionado y la composición es correctísima. Las manos, sujetando suavemente la caña, símbolo de humillación, denotan las gubias de un buen artista, concebidas con un gran sentido turgente, de intensa plasticidad, delatando los conocimientos médicos que el anónimo escultor poseía, ya que aparecen bien trazadas las venas, muy hinchadas, del Señor. Hay un cierto envejecimiento de las facciones, propiciado por la nariz afilada y la forma del rostro, bastante alargada, con mechones de pelo muy bien labrados y una barba y bigote que ayudan a intensificar el gesto de profundo dolor que irradia toda la talla. En el paso de Misterio aparecen también las figuras no sagradas de Pilatos y un sayón. El procurador romano está en el momento de presentar al pueblo a Cristo, para mover su compasión. Un sayón, con la lanza en la mano, le ayuda y parece que empuja a Cristo hacia la parte delantera del paso. La canastilla fue realizada por Manuel Seco Imbert en el año 1927, realizada en plata de ley cincelada y repujada. No tiene calados y se adorna con unas guirnaldas de rosas y unos relieves con alegorías de la Pasión. Cuando el paso iba cargado por fuera, las figuras procesionaban directamente sobre esta canastilla. Posteriormente se alargó y fue completado con plata cofradiera por Villarreal en el año 1964. De este año son las partes de la canastilla que están caladas. La canastilla consta, pues, de dos tramos ascendentes que van de menor a mayor.


PASO DE PALIO 

En el paso de palio se venera la talla de Nuestra Señora del Mayor Dolor, conocida popularmente entre los jerezanos como "El Dolor". Tradicionalmente, esta Dolorosa excepcional se ha atribuido a las gubias del genial Martínez Montañés. Hay una teoría, aislada, sin embargo, que la remonta al siglo XVI. Al parecer, esta imagen fue, en el pasado, toda de talla. Hoy día, es de candelero, por lo que sólo podemos contemplar un rostro y unas manos. Pero con ello basta para decir que es una obra maestra, cumbre dentro del arte cofradiero jerezano, maravillosa por la expresión, perfecta en su dibujo y acabado. Actualmente, la crítica niega la paternidad de Montañés para esta excepcional imagen. Por sus características plásticas, la expresión de su rostro, dolorido y patético, sin esperanza, es, sin duda, el rostro de esta Dolorosa el que mayor patetismo y sentimiento trágico dentro de la producción imaginera mariana de Jerez, el gesto mirando al cielo, con los ojos muy elevados a lo alto, los labios entreabiertos, el gran realismo, que sobrecoge y conmueve, las manos, distintas de las de otras Dolorosas jerezanas, porque en esta Virgen aparecen en actitud implorante, de un lado, y de ofrecimiento, por otra. Habría que fijar la cronología de esta imagen en el siglo XVII, momento de plenitud de la escultura andaluza, llamado el Siglo de Oro por excelencia en la plástica. No obstante, observando la talla con detenimiento, hemos conseguido vislumbrar una nota, quizás no muy llamativa, que la acerca a Montañés: Si nos fijamos en las manos, observamos que la izquierda está extendida, en actitud interrogante o implorante, como si la Virgen pidiera una explicación al Padre de lo que está sucediendo y del por qué. En cambio, con la derecha, que ya no está extendida, sino ligeramente levantada, ofrece al Hijo, es una actitud expresiva, de Corredentora, porque sabe que es Madre de Dios y ese Dios ha de entregarse por la humanidad. La Virgen del Mayor Dolor lleva un puñal como símbolo de su dolor, que merece un comentario histórico: en 1872 una dama jerezana, en cuanto se terminó la ceremonia de su boda, ofreció a Nuestra Señora del Mayor Dolor los complementos que lucía. Eran cinco piezas: pulsera, sortija, broche y pendientes. Los materiales básicos, oro y platino; engarzados, diamantes y brillantes. En 1912 Federico Rivero O'Neale mandó confeccionar un puñal. La hoja es de cristal de roca y en la empuñadura se colocaron todas las piezas que fueron ofrendadas por aquella dama.

TÚNICA

Túnica y capa blancas con antifaz y cinturón de terciopelo morado en el cortejo de Misterio. Túnica larga de cola y antifaz negros, cíngulo de esparto y sandalias de cuero, en el del palio. 

 

La Oración en el Huerto


MUY ILUSTRE ARCHICOFRADÍA DEL DULCE NOMBRE DE JESÚS Y HERMANDAD DE NUESTRO PADRE JESÚS ORANDO EN EL HUERTO Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA CONFORTACIÓN Y SAN VICENTE FERRER. Dos pasos.







PASO DE MISTERIO
El escultor gaditano Juan Luis Vasallo Parodi esculpió las dos imágenes que procesionan en el paso de Misterio de esta Hermandad: Nuestro Padre Jesús orando en el huerto y el Ángel Confortador, ambas muy meritorias. Ambas fueron restauradas en el verano de 1994 por José Guerra Carretero. Jesús aparece de rodillas, sudando sudor de sangre debido a la intensidad de su angustia, en tanto que un Ángel aparece por detrás confortándole. Son imágenes de una absoluta modernidad. Cuando a Vassallo le encargaron este grupo escultórico pasional ya había tenido ocasión de dar prueba de su talento y, en aquellos momentos, estaba dando clases en Sevilla. Este momento pasionista puede describirse así: Jesús aparece de rodillas, casi postrado en tierra, con la mirada hacia lo alto. Las manos las tiene apoyadas delicadamente sobre un Cáliz, que es símbolo de su Pasión, de la Sangre que iba a derramar, que está sobre un promontorio. A sus espaldas, un Ángel, muy escorzado, con grandes alas, acaba de poner su pie en el suelo. Su cabeza, de rasgos hermosos, es un prodigio en cuanto a que reúne, conjugados armónicamente, distintas tendencias artísticas, que van desde lo antiguo, lo clásico, a lo barroco y moderno, a lo actual. Tanto la imagen del Señor como del Ángel están enteramente talladas, son de vestir y de tamaño natural. Es inevitable, al tratar de este grupo, hacer comparaciones con la obra que, bajo el mismo sentido devocional, esculpiera Francisco Salzillo en Murcia en 1752, que inició la serie de obras procesionales de este artista. En el grupo de Salzillo significó la implantación en nuestro país de la tendencia rococó. Pero esto sólo es cierto en parte. Un velo de dulzura ha limado en este grupo de Salzillo las asperezas y dramatismos del arte barroco del siglo XVII. Sin embargo, la expresión de Cristo, casi desmayada, es prototipo de realismo, de propensión exagerada, de efecto rebuscado y teatral incluso, así como un cierto sabor italianizante, visible en las suavidades del modelado.
PASO DE PALIO
En el paso de palio figuran María Santísima de la Confortación y el Ángel Confortador. La Dolorosa de la Confortación no está documentada, pero con seguridad puede adjudicarse, como ya hemos dicho, a las gubias de Jacinto Pimentel. De este escultor del siglo XVII se tienen pocos datos. Es una talla magistral, realizada con una notable perfección y extraordinaria elegancia de composición. La cabeza de la Virgen hace un giro a la izquierda, y aparece en animada conversación con el Ángel Confortador. Es una talla dialogante, por lo que la imagen no puede concebirse sola o aislada. El rostro es hermosísimo, de ojos profundos y grandes, perfil recto y boca de gran plasticidad. Las manos están admirablemente talladas, manteniendo, de igual manera, una actitud de diálogo. En conjunto, resulta armoniosa y equilibrada. En cuanto a la talla del Ángel Confortador del paso de palio, se estima que su autoría se deba a las gubias de la genial Luisa Roldán, conocida como "la Roldana" popularmente. Se trata de una talla completa, toda de talla, majestuosa y estilizada, de tamaño académico, en la que destacamos la fisonomía, que es de gran belleza.

TÚNICA
Túnica y escapulario en color hueso con capa y antifaz en color negro. Sobre la capa, el escudo de la Congregación Dominica.


La Lanzada

 

CARMELITANA Y FERVOROSA HERMANDAD Y COFRADÍA DE NAZARENOS DE LA SAGRADA LANZADA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, MARIA SANTÍSIMA DE GRACIA Y ESPERANZA Y NUESTRA SEÑORA DEL BUEN FIN. Un paso.

 

 

 

 

PASO DE MISTERIO

La figura del Santísimo Cristo de la Sagrada Lanzada es de autor desconocido, y puede ser de principios del XVIII, de cuando los carmelitas construyen la nueva iglesia y por tanto tan sólo podemos ofrecer datos aproximativos sobre su cuestionada y polémica paternidad. La escuela que creara el insigne Alonso cano aparece visible en la talla de este Cristo. Haciendo un poco de historia de la Hermandad, sabemos que en 1727 se terminó de construir la Iglesia que, actualmente, es Basílica Menor del Carmen. Para presidir la sacristía, en la pared frontal de ésta, se colocó un Crucificado, talla de tamaño natural, que estuvo allí hasta el 31 de mayo de 1931, cuando el Convento de los Carmelitas fue asaltado y el Cristo profanado. Los asaltantes quisieron derribarlo para quemarlo, pero no pudieron lograrlo, a pesar de que intentaron con cuerdas y machetazos y sólo consiguieron desprenderle los brazos, quedando colgado solamente por los pies. Al volver de nuevo al culto la Iglesia del Carmen, la comunidad determinó colocar la imagen en dicha iglesia, estableciéndola al fondo de la misma, en la nave del Evangelio. La talla del Cristo hubo de ser restaurada en 1983 por Isaac Navarrete Alvarez y Rosario Martínez Lorente, los cuales realizaron en 1998 una nueva corona de espinas para la cabeza. Por esta restauración de 1983, trabajo en el que se respetaron las huellas de los hachazos de 1931, se pudo colegirse, vista la policromía de la imagen, que ésta puede datar de finales del siglo XVII. El Cristo lleva potencias realizadas en 1998 por el orfebre Marmolejo. La cruz es de pino de Flandes, de estilo arbóreo, hecha en 1984. Los casquillos, de plata cofradiera, los cinceló Emilio Landa en el año 1949. Al pie de la Cruz aparece una talla de Dolorosa, preciosa, llamada María Santísima de Gracia y Esperanza. Es una imagen de la escuela valenciana, del siglo XIX, en concreto es de 1885. Fue adquirida el 28 de febrero de 1950 al arquitecto Francisco Hernández Rubio, que había sido mayordomo de esa Hermandad. Por tanto, se trata de una talla de candelero. Su rostro es dulce y expresivo. Aparece mirando a lo alto, contemplando el dramático instante pasionista en que Cristo fue traspasado por la lanza de Longinos. De ahí que esta Dolorosa de Gracia y Esperanza esté pensada para formar parte de un grupo escultórico y nunca aislada. Sus manos son de una gran expresividad, muy tierna. La boca está entreabierta, reflejando el dolor y el asombro ante la cruel lanzada. El gesto de las manos, patético y desgarrado, y la expresión del rostro, llevan en sí el peso de infinitas interrogantes.


TÚNICA

Túnica de cola y antifaz en ruán de color marrón, con cinturón de abacá, calcetines y sandalias negras. Sobre el pecho el escudo de la Cofradía, el cual está compuesto por dos círculos, con el corazón traspasado por la lanza, y el ánfora de azucenas y el ancla; sobre ellos el escudo carmelita.  



La Vera Cruz

 

REAL, ILUSTRE Y VENERABLE HERMANDAD Y COFRADÍA DE NAZARENOS DE LA SANTA VERA-CRUZ DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, SANTÍSIMO CRISTO DE LA ESPERANZA Y NUESTRA SEÑORA DE LAS LÁGRIMAS. Dos pasos.

 

 

 

 

PASO DE MISTERIO

Procesiona el Santísimo Cristo de la Esperanza, acompañado por los dos ladrones, San Dimas y Gestas. Hablar del Cristo es referirse a la obra de Juan de Mesa. Desgraciadamente, la talla no está documentada, pero hay elementos más que suficientes para atribuirla al genial imaginero cordobés. Es una talla de tamaño natural y la mayor envergadura de los crucificados que atesora la Semana Santa de Jerez. Tiene todas las características de la escuela sevillana. El rostro del Cristo muestra un realismo emocionante y dramático. Muestra unos ojos exoftálmicos, abertura palpebral curvada, cejas convergentes, pómulos prominentes, prognatismo, músculos esternocleidomastoideos acusados, profundas oquedades axilares, caja torácica amplia, mamilas bajas, relieves costales muy dibujados, ángulo condral bastante abierto, epigastrio y músculos abdominales con destacado relieve y gemelos con notorio volumen. La figura es inscrita en un triángulo, al estar sujeta con tres clavos, lo cual es propio de la fórmula generalizada por aquél entonces, aunque muchos pintores, como Velázquez y Zurbarán emplearon los cuatro. La corona de espinas es circular y rodea la bóveda craneana punzando la oreja, el arco superciliar y los parietales frontal y occipital. La expresión es de grandeza y monumentalidad, acercándose un poco a la dulzura montañesina. Un elemento importante a considerar en este Cristo es su paño de pureza. El arte cristiano había resuelto este tema anudando a la derecha un paño que circundaba las caderas con gracia, o bien colocando una cuerda que aprieta y desgarra la carne y sobre ésta se arrolla la tela con desenfado. Mesa utilizó este segundo tipo en la talla que analizamos, aunque en otra imagen, la del Cristo del Amor de la Parroquia del Divino Salvador, empleó el primer tipo descrito, quizás por analogías con Montañés. La cabellera, el bigote y la barba del Cristo de la Esperanza las realizó acusando las formas, talladas a base de pulseras o guedejas colgantes, mostrando así un patetismo que acerca al espectador al drama. Así como en Montañés el desnudo siempre fue de una corrección clásica, en Mesa las piernas resultan mezquinas y pobres de modelado, defecto constante dentro de la producción imaginera de Mesa y que vale como firma, a falta de datos documentales.


PASO DE PALIO

En él se venera la imagen de Nuestra Señora de las Lágrimas. La antigua Dolorosa que había adquirido la Hermandad de la Veracruz se titulaba de las Lágrimas, siendo una talla barroca, encuadrable en el siglo XVII. La actual Dolorosa de Antonio Eslava Rubio, responde al gusto neobarroco, influido por la escultura andaluza del Siglo de Oro, sin una inspiración servil en esta materia, sino dotando a su composición de ideas propias, visible esta afirmación si contemplamos con detenimiento el rostro de esta Dolorosa, que es de una dulzura y belleza extraordinarias. Se trata de una Virgen-Madre, pero en edad aún juvenil, lo que produce en la Madre de Dios una idealización que le confiere una hermosura muy a tono con la estética de los geniales pintores Murillo y Zurbarán. La frente está surcada por un fuerte y marcado entrecejo, lo que dota a la talla de una intensa expresión de dolor. El paso es un palio de los llamados de "cajón": las líneas rectas que forman las caídas y el techo es lo que provoca que tome el nombre por la forma que adopta. El color elegido tanto para las caídas como para el manto es el azul noche en terciopelo de Lyon: con luz de día es de color azul oscuro y de noche parece color negro. Por arriba se remata con un galón dorado, y por abajo, con flecos. Los cordones son muy largos y terminan con una borla de seda y oro. El conjunto del paso ha sido remodelado por sus cofrades en los últimos años, habiendo sido confeccionado por la Sra. de Varela en el año 1989. Anteriormente había sacado uno con tonos burdeos. La saya de la Virgen fue bordada en 1989 por Antonio Pérez Iglesias. Los faldones también son de terciopelo de Lyon azul, confeccionado por la Sra. de Varela en 1989.

TÚNICA

Túnica negra de cola con cinturón de esparto para el cortejo de misterio. Túnica y capa negras, antifaz de terciopelo verde y cíngulo del mismo color para el cortejo de palio.